No siempre la soledad es estar sin nadie.
A veces estás rodeado de gente, pero te sientes lejos, desconectado, invisible.
Esa es la soledad más profunda: la que no depende del número de personas a tu alrededor, sino del grado de conexión contigo mismo.
Todos en algún momento experimentamos soledad pero no toda soledad es igual, ni tiene los mismos efectos.
La falta de sentido, el vacío, el descubrir que no somos aquello que tenemos y que nos propone muchas veces la superficialidad y cotidianidad, nuestros bienes materiales: dinero, poder, tarjetas de crédito, imagen física, etc