“Pasar de todo” se ha convertido en una expresión cotidiana para describir a quien no se deja alterar por nada. Pero en realidad, pocas personas logran ese equilibrio sin caer en la indiferencia o la desconexión emocional.
Hay días en los que todo parece afectarte: un comentario, un silencio, una mirada.
Te dices a ti mismo que no deberías sentir tanto, que tendrías que ser más fuerte
Todos en algún momento experimentamos soledad pero no toda soledad es igual, ni tiene los mismos efectos.
Hay personas que parecen flotar ante cualquier situación y otras que sienten cada cambio de tono, cada palabra, cada gesto
Vivimos cansados. No sólo por falta de sueño, sino por exceso de carga mental
La falta de sentido, el vacío, el descubrir que no somos aquello que tenemos y que nos propone muchas veces la superficialidad y cotidianidad, nuestros bienes materiales: dinero, poder, tarjetas de crédito, imagen física, etc
Las emociones son poderosas. Tu estado de ánimo determina quién eres hasta tal punto de controlar cuánto gastas, qué comes, cómo respondes a los desafíos y hasta cómo pasas tu tiempo.